Siendo la depresión uno de las principales enfermedades que genera una alta discapacidad o años perdidos por año de vida es menester sin embargo caracterizarla psicopatológicamente y describirla tal cual el Maestro pudo describirla.
Sabemos entonces que normalmente, en el ser humano estable existen estados periódicos de depresión que son parte del estado basal de cada persona. Pero en este caso no hablamos de estados breves o periódicos que la persona puede tener de manera normal, sino estados que comprometen sistémicamente y que son influenciados tanto de manera endógena como exógena. Lo que se trata de explicar aquí, son los estados a los que muy bien Kurt Schneider les llamo “depresión de subfondo” y “depresión de trasfondo”. La primera, muy bien vista en personalidades anormales, se caracteriza por tener un elemento “endógeno” en el transcurso de la patología depresiva. La ultima (“depresión de trasfondo”), envuelta en personas con labilidad emocional (debilidad y inestabilidad de animo), se caracteriza por poseer un elemento exógeno que a diferencia de la primera antes descrita, es una depresión “más motivada que causada y de repercusión retardada “.
Para caracterizar a la depresión patológica, el maestro describe muy bien cinco rasgos presentes en la patología depresiva a mencionar. El primer rasgo percibido esta en relación a las manifestaciones anímico-corpóreas (es decir pesadumbre, falta de energía actual, espontaneidad) y a las tendencias instintivas normales. El segundo rasgo está en relación al estado de animo (es decir a la tristeza, al miedo y a la angustia). El tercer rasgo a las pseudocaracterizaciones del ser, es decir a la descripción misma del hombre pero en este caso enfocado desde una perspectiva negativa y hasta a veces poco coherente con la realidad vivida (subvaloración de si mismo, propensión a sentirse culpable, y acusarse de faltas sin fundamento alguno). El penúltimo rasgo esta en relación al funcionamiento mental de la toma de decisiones y ejecución de actos. El ultimo rasgo está en relación a los estados anímicos disminuidos del ser que acoge la patología depresiva (es decir el animo apocado, y la impotencia para vivir).
Estas descripciones, de manera general, pretenden describir lo que el maestro quiso describir en relación a la patología mental que brindan un sentido netamente semiológico sin intención puesto que parecidos criterios se observan hoy en día en muchos manuales diagnósticos para la depresión.
La depresión se presenta muchos cuadros comorbidos como pueden ser otras psicosis (esquizofrenia, psicosis pre-seniles), enfermedades orgánico-cerebrales (parálisis general, epilepsia), en enfermedades de carácter neurótico y también en patologías no relacionadas al ámbito neuro-psiquiátrico como es la arterosclerosis, las ulceras duodenales, la enteroptosis y entre otras.
La depresión es capaz de presentar síntomas somáticos, que según el maestro, son distractores para el diagnostico clínico y la exploración de la enfermedad en el paciente pudiendo desviar el diagnostico de la enfermedad esencial.
Una de las formas principales descritas por K. Schneider –autor que menciona Don Honorio Delgado para esta sección de Depresión- es la de la depresión vital. Esta se caracteriza por ser una depresión endógena, cuyo elemento principal es el de la melancolía y cuyo animo queda en “dirección inversa” a lo que un hombre normal contento podría ser, en este caso denominamos o empleamos el termino “enantiotimia” (que proviene del griego “otra voluntad”).
Para terminar el maestro hace la siguiente aclaración acerca de la depresión. Acata de manera importante que no se puede afirmar que la depresión sea sinónimo de la inhibición de las tendencias instintivas de actividad y producción, pues también existen componentes dentro de la depresión misma que están relacionados con la existencia y el compromiso de la propia vida cuya acción final en la patología es el suicidio (ya sea planeado o consumado). Tambien esta patología incluye otros elementos (como la conciencia del Yo, las ideas hipocondriacas y otros síntomas, según el maestro) que aparte del compromiso con la existencia misma hacen entender al psicopatólogo que la depresión no es sinónimo de inhibición de las tendencias instintivas de actividad y producción, ni mucho menos de melancolía.