La
histeria. Y es que es uno de los síndromes más famosos del siglo XIX, además de
ser también uno de los síndromes que se ha tratado de describir a lo largo de
su descubrimiento y su estudio en la Europa Victoriana.
Para
hacer una introducción antes de ingresar a la descripción “delgadiana” que nos
compete, debemos remontarnos hacia la época en que se estudio la enfermedad, es
decir pongan sus mentes en el siglo XIX, en el famoso hospital “Salpêtrière”. El profesor
Charcot ya impartía clases acerca de las características neurológicas más
atractivas de la histeria, o al menos el termino “atractivo” esta mejor
relacionado con lo que el encontró como atractivo para aquella época. Muchos de
sus discípulos, recordando aquel cuadro de la famosa histérica “Blanche (Marie)
Wittman”, observaron como es que el profesor describió y enfatizo la histeria,
en conjunto con sus cuadros psicógenos y epileptiformes, catatoniformes y hasta
incluso variantes ya que en muchos casos este cuadro sindromico incluyó una
serie de síntomas mentales de muchas enfermedades.
Uno de los seguidores de
Charcot, el profesor Sigmund Freud, el conocemos todos como el estudioso del inconsciente
e inventor del psicoanálisis; se interesó por el estudio de la histeria publicando
una serie de casos donde observó características peculiares psicopatológicas
que, bajo la interpretación y lenguaje psicoanalítico del profesor, fueron de
gran relevancia como inicio de la descripción de la enfermedad. Freud, además
de caracterizar la enfermedad, se interesó en el hipnotismo empleado por su
maestro, el profesor Breuer. Esta técnica no solo fue atractiva para él, sino
que también cuestionó su método, tratando de buscar alguna manera de poder
llegar al inconsciente de las personas (en especial de sus pacientes
histéricas) sin tener que emplear la hipnosis. Fue así, como Freud describió el
uso de las asociaciones libres y el psicoanálisis como una forma de “hipnosis”
despierta, para poder escrudiñar en la vida anímica del paciente, tal como lo
señala el maestro Delgado en su descripción del psicoanálisis.
Fue importante, iniciar
con un recuento histórico para poder situar al lector e ingresar en la
descripción psicopatológica de la enfermedad histérica. Primero, la histeria
proviene del vocablo griego hystera, que significa útero. Se empleó el nombre
debido a que la enfermedad en primera instancia fue descrita en mujeres, dado a
que las mujeres de la época fueron la que prevalecían de dicho mal. Esta
enfermedad se caracteriza, como lo señala el maestro Delgado, por las
manifestaciones generadas que son en su mayoría causadas por un “influjo
psíquico”. Estos influjos se presentan como crisis agudas, y los estados de
estas crisis son pasajeros o a veces crónicos con síntomas que el maestro los
describe como “psicoplásticos y bioplásticos de carácter primitivo”. Todo esto
se le suma además, que las histéricas (o histéricos también) tienen una
característica peculiar: la sugestión. Además de la sugestión, agregar también
que ciertos eventos o conflictos pueden también resultar intolerantes o
insoportables para el sujeto; como también podrían generar fuertes impresiones
en el mismo.
Una característica
adicional a la histeria, es que sus síntomas son, al igual que las crisis, de
carácter plástico, ya que se observan estos rasgos plásticos no solo en las
expresiones mímicas y faciales, sino también en los cambios fisiológicos
sujetos a las emociones fuertes.
La constitución corporal
de una histeria es por lo general cargada de infantilismo, de displasias o
hipoplasias de ciertos órganos, y como órgano principal displasico (o
hipoplasico) en el caso descrito para las mujeres es el órgano genital
femenino. Hay presencia además de debilidad funcional central y periférica del
sistema nervioso, tal y cual lo señala el profesor Delgado.
La personalidad
pre-mórbida más frecuente es la de tipo asténico. Las características clásicas
de la histeria, tales como la sugestión y el influjo anormal de emociones;
probablemente tengan su origen en la infancia. Citando una frase de Kretschmer,
el maestro Delgado pone en claro la descripción de la personalidad diciendo: “El
histérico se carga con combustible afectivo que debe mantener en marcha su
maquina de reflejos” .
Se observa además que el
sexo predispuesto a esta patología es el sexo femenino. Los motivos o los
factores externos por los cuales la enfermedad se manifiesta son por lo general
factores psicológicos categóricos en la vida anímica del paciente. Ciertas
causas somáticas, como ciertas enfermedades infecciosas o causas orgánicas
pueden influenciar también en los motivos de inicio de la enfermedad. Ciertas
fragilidades orgánicas, pueden predisponer al inicio de este tipo de neurosis. En
contra de los psicoanalistas doctrinarios, el profesor Delgado asegura que la
cuestión genital no interviene en la génesis (en el inicio) ni en la
desaparición (final) de las reacciones histéricas; demostrándolo con las
experiencias de la guerra y las reacciones que genera dichas experiencias con
relación a la vida en si.
Con relación a la
sintomatología, la histeria se le conoce como la “Imitadora” de todos los
cuadros clínicos. Generalmente, se observa en la histeria, crisis convulsivas,
síntomas motores, síntomas sensoriales, síntomas somáticos y síntomas mentales.
Dentro de los síntomas
motores, se describe, la parálisis. Esta parálisis puede ser de tipo fláccida o
con contractura, con localización variable, con afección mayormente a los músculos
proximales. Se conservan los reflejos, tanto aumentados como disminuidos. En
algunos casos, hay producción de atrofia no prolongada, sin involucrar la
constitución tisular del musculo atrofiado. Por lo general las manifestaciones
concomitantes al cuadro paralitico histérico, están relacionados y se parecen
mucho a los producidos por lesiones orgánicas cerebrales.
Dentro de los síntomas
sensoriales, la afección se encuentra en la sensibilidad general y en los
sentidos especiales. En este caso, puede haber presencia de anormalidades de la
percepción, relacionadas con intensidad, como es el caso de hiperestesias o
analgesias (por ejemplo), localizadas en una o más partes del cuerpo, hay
reducción del campo visual, presencia de alucinaciones negativas (“desaparición
de la imagen percibida por la vista” característica del histérico), presencia
de sordera, anosmia psicógena, etc. Las anestesias en el histérico, según el
maestro Delgado, están definidas en áreas perfectamente circunscritas. Además,
muchos de los desordenes de la sensibilidad presentes en la histeria son, como
los describe Don Honorio Delgado, como caprichosos y selectivos. Además,
siguiendo al maestro, se ha insistido mucho en que las alteraciones sensoriales
no obedecen a ninguna lesión de alguna rama o vía nerviosa.
Los síntomas somáticos
más típicos según el maestro son: sensación de globo en el esófago, hipo,
aerofagia, vómito, diarrea, colitis mucomembranosa, opresión respiratoria, palpitaciones,
dermografismo, y otras irregularidades vasomotrices, edemas, ampollas,
hemorragias y fiebre.
Finalmente dentro de los
síntomas mentales, el más característico es la amnesia psicógena. Tambien se
encuentran las crisis emotivas (ya sea con risa o con llanto incontenibles o
espasmódicos), la exaltación de la fantasía erótica, anorexia, agitación,
cólera, exaltación erótica o mística, mitomanía, perturbaciones de la
conciencia (como estrechamiento de la misma), especialmente se da en estado
hipnoide, delirio y estado crepuscular, fugas disociativas, alteraciones de la
conciencia del yo (posesión, desdoblamiento del yo, personalidad múltiple) y
Pseudo-demencia que involucra muchas veces un puerilismo característico.
Dentro del diagnostico,
es importante incluir una historia biográfica completa y objetiva, con un
detallado examen mental y neurológico. Esto es relevante sobretodo en pacientes
oligosintomaticos, ya que síntomas histéricos se pueden presentar también en
personas con trastornos orgánico – cerebrales, y en la semiogenesis de diversas
enfermedades mentales podría incluso aparecer este síndrome como “genuinamente
psicógeno” o “simbólico”. En el caso de epilepsia, exámenes auxiliares como
EEG, deben prestarse para poder realizar el diagnostico de manera adecuada.
El componente sugestivo,
tanto como la variabilidad de los síntomas, son características importantes a
resaltar en el cuadro histérico. La simulación es un obstáculo para el diagnostico
diferencial, pues en realidad existen “todos los grados intermedios entre la
histeria y la simulación voluntaria del hombre normal y mayormente del hombre
con personalidad anormal”.
En el caso del
pronostico, depende de dos factores:
1.
De la entidad de la predisposición constitucional, es decir de cuan
grave es la personalidad anormal del sujeto.
2.
De las condiciones del ambiente en la que vive el sujeto.
Los síntomas motores, los
ataques, la perturbación de la conciencia y en general los estados agudos son
los más curables de la histeria. Mientras que los síntomas psíquicos y el
estado de animo son los más resistentes y tienden a ser crónicos.
En el caso de los niños,
la curación de los accidentes y la mejora de la actitud, según el maestro, son de
mejor pronostico y mejoran más que los adultos. Con la edad, pueden mejorar los
síntomas y la propensión a recaídas. Sin embargo, hay secuelas definitivas como
la neuritis, la anquilosis y la caquexia. El mal, según el maestro Delgado, se
vuelve casi incurable cuando pasan más de tres años. Ciertos casos se
presentan, según la experiencia clínica del maestro, como casos por
desnutrición mortal por anorexia, y agotamiento por agitación violenta. En el
caso del suicidio, es muy raro la consumación del acto suicida pero si el
intento es muy frecuente, incluso para llamar la atención.
Finalmente, la descripción
del tratamiento, si bien hay elementos en desuso no cabe la importancia de
describirlo como tal. El principal de todos los tratamientos en la histeria es
la psicoterapia, para Honorio Delgado. En el caso de estados agudos, el maestro
describe que lo mejor para estos casos es aislarlos, o aplicar electroplexias o
electronarcosis. Generalmente, las narcosis breves (como lo señala el profesor
Delgado), son eficaces frente a los accidentes histéricos.
Fármacos que empleó el
maestro para el tratamiento, principalmente la Cloropromazina y antipsicóticos clásicos.
Pero en general, y finalmente para concluir el tema, el tratamiento debe
incluir el organismo del sujeto, en este caso no solo debe incluir el aspecto psicológico
sino también el aspecto somático que en el caso de las histéricas incluiría una
evaluación endocrinológica y ginecológica, como también una inspección neurológica.