Hace ya un tiempo atrás, tuve la oportunidad de asistir a un simposio que hablaba acerca del trastorno bipolar. Entre muchas cosas interesantes que pude hallar en el programa, una de ellas fue una sesión dedicado exclusivamente a Honorio Delgado y su vínculo con el psicoanálisis. El maestro Delgado, con su gran intelectualidad y porte cognitivo, pudo entender mejor que nadie la vida y obra de Freud, e interpretarla de manera que lo convertirían a él como uno de los primeros psicoanalistas que existieron en América Latina. Pero, ciertas divergencias en la comprensión de las enfermedades mentales y sus tratamientos, llevaron a Delgado a divorciarse de tal teoría. Pero, ¿Cómo es que el maestro llegó a separarse de Freud y abrir camino a una nueva etapa en su historia con el interés de las obras de Jaspers y la psicopatología?
En primer lugar demos una mirada breve a la concepción del psicoanálisis hecha por S. Freud. Para Freud, al momento de concebir el psicoanálisis, el describió que la materia del psicoanálisis era la conciencia y su dinámica con el inconsciente (entendiéndose la conciencia como una realidad externa). Fue el mismo Freud quien definiría el carácter del psicoanálisis y ello atraería al joven Delgado hacia la primera década del siglo XX. Para Honorio Delgado, “el médico que no es filosofo, no es médico”, atribuyendo el carácter del médico como un buscador de la verdad y un buscador de teorías que intenten poder responderla. Hacia el año 1917, Honorio Delgado escribiría su tesis denominada “El Psicoanálisis” y la publicaría en el año 1918. Antes de la publicación de su tesis, hacia el año 1915, Delgado era un columnista en prestigioso diario del Perú, El Comercio. Dentro de sus artículos sobre el psicoanálisis, él trataba de enfocarse hacia la descripción de la teoría psicoanalítica. Pasaba el tiempo, y la comprensión e interés del maestro por el psicoanálisis llevaron a que Freud mismo desarrollase una amistad tal por Delgado que incluso en las correspondencias lo llamaría “querido amigo”, y sería considerado por el mismo Freud como el primer psicoanalista de Sudamérica quien lo practicó. Los trabajos de Delgados mostraban una advocación y un vínculo muy fuerte con el psicoanálisis. Tanto fue su vinculo, que dentro de las 92 obras que Honorio Delgado ha llegado a escribir, 54 de ellas eran obras basadas en el psicoanálisis y dentro de estas, solo 17 cartas son las que se tienen que Freud escribió a Delgado. Todo el periodo psicoanalítico de Delgado se basó específicamente en un autoanálisis crítico, y en la comprensión de la teoría psicoanalítica y la transferencia. Hacia el año 1920, el mismo Freud dentro de sus cartas consideraría a Delgado incluso mejor que Jung y Adler. Tanto fue la amistad que en el año 1926, el maestro escribiría una biografía de Freud y realizaría homenajes a Freud en el Perú.
Dentro de los primeros congresos que se realizaron del psicoanálisis, Honorio Delgado tuvo la suerte de conocer al mismísimo Sigmund Freud. Freud, quien admiraba a Delgado por su interés y su manejo de la teoría psicoanalítica, lo menciono en 2 oportunidades en un texto sacado hacia el año 1923. Pero la amistad con el psicoanálisis no duraría mucho para el maestro, ya que en el año 1927 Delgado comenzaba a tener cierto desencanto por el psicoanálisis. Ello no dejo de que se siguiese desenvolviendo en su quehacer psicoanalítico, y el mismo año fue mencionado como miembro activo de la Sociedad Psicoanalítica de Londres.
Hacia el año 1934, Honorio Delgado se separaría por completo del psicoanálisis. Ya años atrás, consideraba que Freud tenía una doctrina que hasta cierto punto se tornaba sexual. Además Honorio Delgado detectó que el psicoanálisis poseía más interpretación subjetiva que experimentación o explicación científica, por lo que no había una mirada objetiva de la psiquiatría y la salud mental ya que cualquier psicoanalista tenía una versión diferente de un diagnostico clínico objetivo.
Delgado comenzó a comprender, a partir de los escritos de E. Kraepelin y K. Jaspers, que la ciencia podría comprender mejor el tratamiento que la psicología pura. Comenzó a explorar en los campos de la Psiquiatría Biológica y la psicopatología, comprendiendo que la patología mental estaba muy relacionada con la fisiología del cerebro y no con relaciones o vínculos de una vida pasada, tal y cual Freud de manera no científica lo proponía.
Hacia 1940, Honorio Delgado escribiría “La Doctrina de Freud”, donde criticaría al psicoanálisis, y ya el lector podría notar el abandono de Delgado hacia el psicoanálisis. Según Delgado, la vía psicológica, la exploración y el método psicológico son maneras ambivalentes que el mismo Freud puso como terapéutica. Además de también precisar, que Delgado no simpatizaba con el hecho de Freud profundizaba sobre la vida anímica y más detalladamente sobre elementos de la sexualidad del paciente para hacer una caracterización del paciente. El rechazaba al inconsciente freudiano, y rechazaba la postura freudiana sobre la religión. El maestro escribiría que Freud, al momento de hacer su teoría ha hecho muchas suposiciones e imaginaciones acerca del psicoanálisis, por lo que haría que el mismo psicoanálisis como terapia carezca de objetividad y por lo tanto carezca de efectividad para el tratamiento de un paciente con un determinado diagnostico (además de ser carente de un horizonte terapéutico claro). Delgado escribía además, que el observaba que cada psicoanalista pensaba y escribía como quería, por lo que con eso corroboraba de que el psicoanálisis es carente de objetividad. El pensaba que el psicoanálisis es como un placebo y por lo tanto no era útil para lo que su creador deseaba de él. Tanta fue la aversión de Delgado que en sus escritos prefirió no hablar del psicoanálisis. Honorio Delgado estaba convencido de que para un psicoanalista no era necesario ser psiquiatra, sino era necesario tener la convicción de ayudar a los demás, pudiendo carecer de objetividad y critica terapéutica, en algunos casos diagnostica, perdiendo el eje clínico-objetivo y dejándose a la transferencia e interpretación subjetiva todo lo que se podía hallar, por lo que lo considero un arma terapéutica no-científica muy peligrosa e poco recomendable.
Su búsqueda por la esencia irreducible de la experiencia humana que permitía descubrir la vida anímica, su afán y estudio por la fenomenología y la psiquiatría biológica, su comprensión del ser humano como un ser trascendente (tal y cual lo describía Jaspers) y un ser espiritual (de ahí el termino que emplearía Honorio Delgado, “Humanismo Trascendente”) haría que Honorio Delgado se separe de la camisa de fuerza de las presuposiciones forzadas del psicoanálisis y descubriera lo que la ciencia psiquiátrica le esperaba para él: La Psicopatología y Fenomenología Jasperiana, que lo haría más tarde hablar de una psiquiatría de enlace y una relación horizontal entre el médico y el paciente.
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