lunes, 19 de noviembre de 2012

Sobre las Dificultades y Limitaciones de la Psicopatología



Es bien conocido que en todo método humano siempre existen falencias, limitaciones, dificultades en su uso y aplicación, que hacen advertir al facultativo sobre la importancia del conocimiento diestro de la disciplina de tal manera que estas falencias no repercutan en el análisis y la exploración del mismo con sus pacientes.
Sobretodo, el alma humana y la mente son sin duda alguna elementos que portan en su esencia complejidad de manera cuasi categórica, que debe ser vista no como una tara difícil de llevar sino como parte de la comprensión de la estructura, el dinamismo y la formación del alma y de sus elementos que la conforman.
Es así como es que el maestro Delgado considera un apartado de “Dificultades y Limitaciones” de la Psicopatología, ya que la misma debe ser estudiada y aplicada con un criterio de comprensión y asombro hacia la estructura anímica anormal del individuo.

Se comienza diciendo que es de suma importancia tomar a las manifestaciones del alma con suma precaución, siguiendo un determinado orden. El maestro aclara existe cierta importancia en las interacciones sociales, el conocimiento de la cultura y la historia, y en ejercicio profesional; de manera que estos elementos los considera importantes para poder tener la capacidad de penetrar el alma ajena. Es lógico pues, para poder comprender a las anormalidades anímicas del ser humano, es importante comprender como se relaciona, como es su entorno y como se desarrollo su entorno para poder ingresar en el mundo ajeno. Y que mejor forma de conocerlo, si no es experimentando aquello desde uno mismo. Evidente pues, que se debe agregar a todo esto el ejercicio de la profesión, puesto que para el psicopatólogo es de suma importancia no solo vincularse con el mundo (como antes mencionado) sino ejercer la ciencia que permite el estudio de las anormalidades vinculadas con el ser anímico del hombre.
Como dijo el maestro Delgado, todos estos elementos no son suficientes. Es importante sin lugar a dudas la actitud y los procedimientos especiales.
Hay veces en las que la mente ajena se nos presenta de forma compleja, tal es así que la complejidad de su presentación enmascara a nuestra comprensión. Por lo tanto, es importante considerar de forma medular no solo al vinculo que se tiene con la persona y la relación que se forma con la misma, sino también considerar en el caso del individuo anormal aquello que lo divorcia de la normalidad y que es conocimiento fundamental de la psicopatología, partiendo de la definición de estudio de la misma.  Muchas veces, el sujeto no es consciente de su normalidad por lo que la misma, como señala el maestro Delgado, anda enlazada con la mente normal por lo que resulta hasta a veces difícil poder diferenciar elementos anormales de normales en diferentes esferas del paciente.
Por lo tanto es importante, como señala don Honorio Delgado, enfrentar a la persona con naturalidad, sin hacer que esta inhiba sus manifestaciones, por más descabelladas o extrañas que sean. Hay que presentarse frente al paciente como una persona capaz de poder escucharlo o escucharla, brindar confianza, siendo indiferentes a nuestras interpretaciones, atribuciones, etiquetas, suposiciones o a nuestros juicios, sino dejando que el mismo paciente busque expresarse y liberar aquellos elementos que consciente como no, lo aquejan de tal manera que hasta una consulta ha querido buscar.
No es posible, según el maestro Delgado, que la información directa obtenida sea objetiva o que hable por si sola. Lo que si puede existir, es que partiendo de cierta información dada, se construya algo solido a partir de criticas y consideraciones, que son importantes para Honorio Delgado en la formación de “un conocimiento verdadero”.
Es a partir de estos elementos del conocimiento, que Honorio Delgado establece la temática de los prejuicios como principal elemento limitante al “conocimiento verdadero”. Estos elementos no son más que falacias o afirmaciones laxas sobre la realidad psicopatológica del fenómeno ocurrido en el paciente.

Uno de los prejuicios más característicos del pensamiento científico – medico es, como el maestro lo denomina, el prejuicio anatomofisiológico. Este consiste en que el medico, por naturaleza, tiende a explicar las manifestaciones mentales en términos de patología cerebral, tal como lo señala don Honorio, muchas veces adjudicando “lugares imaginarios” a elementos que muchas veces se denominan “científicos” cuando en realidad las localizaciones cerebrales corresponden a funciones psicosensoriales y psicomotrices, tal como lo señala el maestro Delgado. Las funciones psicológicas no gozan aun de este privilegio, aunque se deba admitir que actualmente se hacen esfuerzos para poder obtener información acerca de la localización de la conciencia, y de otros elementos espirituales.
Es cierto, pues existen ciertas lesiones cerebrales que producen ciertas alteraciones de la conciencia, del humor o de la percepción. Como también existen determinadas lesiones que no producen ninguna lesión, o existen trastornos del animo (por ejemplo) que muchas veces no presentan anatomía patológica correspondiente. Es todavía un enigma, como lo señala Delgado citando al neurólogo Müller, la comprensión del sistema nervioso a la totalidad por más que se avance en nuestros días a un ritmo casi veloz en la comprensión del mismo.

El prejuicio elementalista recae principalmente en atribuir los desordenes a “combinaciones irregulares de unidades fundamentales”. En este prejuicio, no existe lo psíquico, sino es producto de la acción refleja. Estos reflejos corresponden a ciertos elementos mecánicos, como es el caso de los reflejos condicionados propuestos por Pavlov, como lo propone Delgado. Estos reflejos tienen la característica de ser perfectamente determinados, y que según Honorio Delgado, tienen un cuerpo puramente fisiológico no psicológico. Por lo tanto, la vida psíquica no es más que una combinación de estos reflejos, lo cual convierte al entendimiento de la misma en una mecánica más que en algo moldeable, como naturalmente se presenta la psiquis.

Otro de los prejuicios, el prejuicio simplificador, es quizás uno de los que más ocurren a diario, y es el hecho de atribuir determinadas clases de fenómenos (que se consideran esenciales) a una variedad amplia de fenómenos y manifestaciones psicopatológicas. En pocas palabras es sobrevalorar un grupo de síntomas o manifestaciones clínicas por encima de una realidad psicopatológica rica y abundante en expresiones y formas que podrían explicar incluso mejor el cuadro del sujeto. Como señala el maestro Delgado, “De este modo se toma como perturbación lo que no es más que un hecho concomitante o sintomático de la perturbación”.

Finalmente, el prejuicio diagnostico y tipológico, que es el afán por los diagnósticos, por la síntesis caracterológica, o por las “etiquetas”. Las consecuencias son principalmente  empobrecimiento y nulidad de los resultados obtenidos. Lo que existe en estos tipos de errores es una pobre descripción, hasta a veces si es que existe esta descripción es sencilla. La existencia de una simpleza en la descripción y el solo interés en el diagnostico, es finalmente lo que lleva a representar el análisis de forma simple semi-individual y semi-general, como lo señala el maestro Delgado. Se pierde la riqueza y la diferenciación, la variedad individual, cayendo finalmente en un esquema taxonómico, donde lo único que importa es el diagnostico y se pone poco énfasis en la importancia que radica la descripción única de los síntomas en el individuo.

En conclusión, es de importancia conocer las principales limitaciones y dificultades que presenta la psicopatología, ya que permite poder dar un horizonte y una orientación correcta al momento del encuentro médico – psicoterapéutico, de tal forma que se evita cualquier tipo de prejuicio y se presta una severa atención a la complejidad del alma humana en especial a la anormalidad alojada por el sujeto.
Finalmente, voy a terminar con una frase que cita el maestro Delgado de un neurólogo, el Dr. L.R. Müller, que recae en la importancia de la complejidad de la mente a partir del conocimiento del sistema nervioso: "Es menester recalcar con toda decisión que no se puede limitar el mundo del pensamiento a sitios especiales y determinados de la corteza cerebral. Debemos confesar abiertamente que carecemos hasta de la menor noción acerca de los procesos del sistema nervioso que sirven de base al pensamiento, a la memoria y a la voluntad; no sabemos siquiera hasta qué punto participan en ellos los estratos de la corteza cerebral y sus células. Desconocemos, y temo que también desconoceremos".

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